
Por favor, decidles a aquellos que pisotean los geranios que en el fondo del mar, existe un templo dedicado a la búsqueda de la luz, y que en él un hombre llora todas las noches por las flores muertas.
Decidle también que unos ojos de cinco años esperan todas las mañanas que los acerquen a la ventana para empaparse de luz y de recuerdos.
Aún más, podéis decirles que en las noches azules, los perros que ladran a la luna están atentos a los gemidos que lanza el geranio incomprendido.
Y añadid, si os queda tiempo, que el tarmenoi carmesí solo se da en los sueños estragados del hombre que escribe y canta con voz de sol y mareas irregulares.
Todavía, no os vayáis todavía y llevad con vosotros este pequeño amor que encontré esta mañana entre las ropas revueltas de mi cama, y recordad a aquellos que no creen en la pureza del mar, que pueden leer en el vuelo de las gaviotas y en el estertor de los peces condenados.
2 comentarios:
Oh! qué bello poema Vivero. Me emocioné al leerlo. Me dejaste esencia de mar y de flores, de tibieza en el corazón. De amor llenaste un instante mío.
Abrazos.
¡¡Que no soy yo!!... ¡El poeta es Spade, gran amigo mío! Yo soy prosaico: boina negra, puro, mucho fúrgol, muchos toros... en fin, un español tradicional y vejete. Para conseguir estos efectos en la sensibilidad ajena tengo que usar a Spade como Cyrano de Bergerac personal, aunque su nariz sea perfectamente normal.
Abrazos.
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