Vuelvo después de tanto tiempo y los recuerdos se me enroscan y me aturullan; no los puedo apresar uno a uno y recuperar su significado porque otros se mezclan y superponen, como si quisieran impedir que recomponga lo sentido ayer. Quizás fue una ilusión o quizás soñaba mientras compartía afectos, mientras intercambiaba comentarios con tantas personas cuyos nombres escondían otras realidades, incómodas o no, pero que, en cada momento, infundían una sensación de presencia real al pensar que participaba en situaciones y momentos mágicos con aquellos a los que consideraba amigos.
¿Y qué si los recuerdos son agridulces?
Guardémoslos en cajones sin llave
para las noches en las que
el rencor atraviesa la reja de bronce,
la ausencia se levanta gritando
y la angustia se asoma al mar.