miércoles, junio 28, 2006

Los tiempos




Creo que no hay que añadir ningún comentario.
La situación está descrita magistralmente en esta viñeta de Mingote, publicada ayer en ABC. (por cierto no sé si cometo una falta al repetirlo aquí ; si fuera así, mis disculpas y lo retiro)
Aunque si se trata de hablar por no callar, le añadiría a
"... políticos en activo" el apellido: PROFESIONALES.

martes, junio 27, 2006

Cómo te quiero


Quisiera cantarte con voz de fuego y agua,
con palabras alegres y atronadoras,
-rompiendo montañas y abriendo ríos innombrables-,
palabras que espantaran a las cornejas
y que hiciesen llorar a los hijos de los hombres;

Quisiera llamarte con voz clara y sonora,
que rebotara por las crestas de los chaparros
e infundiera valor a la perdiz que siente en lo alto
el aterrador chillido del halcón peregrino.

Quisiera decirte con voz alegre y dulce
-acuérdate del zureo de la tórtola-
cómo te quiero,
para que lo oyeran la flor del almendro
y las palomas torcaces,
mientras la duda –espantajo irresponsable-
se hunde en el mar profundo
arrastrado para siempre por una corriente incontenible
.

lunes, junio 19, 2006

Los ojos



El sudor resbala por su cara.
La azada
se levanta una y otra vez, cae una y otra vez.

Las manos que la sostienen no sufren.

Ahora son los ojos
los que se levantan y miran al mar, allá lejos,
un punto apenas visible, allí está echando sus redes,

…esperando.

Llegará a la noche, oliendo a hombre, una mezcla
de sal, viento y pescado.

Allí, sobre el colchón le hará el amor

y al amanecer se irá hacia otro día igual.

Una gaviota que grita mientras revolotea.

Los ojos la siguen y, por un momento, parece que se iluminan…
Los ojos,
vuelven a la tierra apagados.

La azada
se levanta una y otra vez, cae una y otra vez.

miércoles, junio 14, 2006

Sabemos un juego azul



Yo sé una canción
para las noches en que el viento golpea los cristales
y tú estás acurrucada en el sofá.

Tú sabes la palabra mágica
que abre el frasco de las esencias azules y verdes,
para las noches en que la tristeza me agrieta el alma
y mi perra pone la cabeza en mis rodillas
con las orejas gachas y los ojos tristes.

Yo tengo una manta gruesa
con flecos marrón y gris,
para las noches en que el mar grita
y las barracudas se esconden asustadas,
los delfines no conocen a su amigo
y muerden con miedo y rabia la tabla
y tú tiritas soñando.

Tú tienes una forma de hacer el silencio para los dos
lleno de resonancias íntimas,
para las noches en que los lamentos de las orcas
al cambiar de color
y los silbidos de las ballenas al sentirse heridas
intentan atravesar las paredes con terrible persistencia.

Sabemos un juego azul,
para las noches en que el viento descansa en la montaña
y el mar susurra suave su fuerza latente,
los delfines comen despacio de la mano del hombre
y las barracudas siguen con obstinada tranquilidad
al pez que avanza por las profundidades de coral.

Tenemos una cama grande y cómoda
para el resto de las noches.