
Viniste como el alba, llena de promesas húmedas
y mis manos se colmaron con tus pechos;
mi boca exploró tu cuerpo, buscando los antiguos caminos,
haciéndolos nuevos al recordarlos.
Volvimos juntos al eterno juego,
…divino juego sin perdedores…
donde las palabras actúan como transmisores
de sensaciones livianas y profundas,
y los gestos más nimios adquieren
una importancia solemne y cruel.
y mis manos se colmaron con tus pechos;
mi boca exploró tu cuerpo, buscando los antiguos caminos,
haciéndolos nuevos al recordarlos.
Volvimos juntos al eterno juego,
…divino juego sin perdedores…
donde las palabras actúan como transmisores
de sensaciones livianas y profundas,
y los gestos más nimios adquieren
una importancia solemne y cruel.
Mi cuerpo fue una prolongación del tuyo,
y moviéndonos con un perfecto compás,
tú y yo
inventamos una vez más el amor.
